OPINIÓN | ‘Lady Cartagena’, por Juana Rocamora

 

 

Como decía el poeta cartagenero, Bartolomé Nieto Munuera, “Cartagena de Levante, puerto de mar venturoso, descanso de los navíos y de los hombres reposo. ¡Que bella es Cartagena! ¡Y qué bonita está!

Cartagena, una de las estrellas que más brilla en la Región. Cuna de historia, leyenda y poesía, que embelesa al que la conoce y hace soñar al que se la imagina.

Enumerar y adjetivar las cualidades de la antigua Cartagenia, es infinitamente complejo. Basta decir que su grandeza natural, es suficiente para eclipsar al mismísimo Olimpo.

Decir que Cartagena apenas ha sido mirada por sus representantes políticos en las últimas décadas, por no decir que ha sido olvidada y maltratada, atiende al sentido de ser diplomático, porque el corazón nos pide otro negocio.

Una ciudad, que ha forjado una idiosincrasia, basada en la lucha del reconocimiento de una cultura y riqueza, que siempre ha estado oculta por intereses políticos.

Los cartageneros han visto como la prosperidad de su comarca, ha sido utilizada para beneficio de unos pocos y perjuicio de otros muchos.

Recordar la Cartagena de hace unos años, rodeada de un manto de contaminación, fue lo que la caracterizó y aisló durante décadas.
Luego, llegaron los cuentos de hadas, en los que se prometía la regeneración de una zona de la región, que, a ojos de todos, era algo más que evidente, para el crecimiento de todos los murcianos.

El protagonismo de Cartagena enseguida dio paso a un papel secundario. El puerto del Gorguel, que fue utilizado como moneda de cambio, en la que unos pocos lo vendieron por el bien de otra comunidad, a cambio del acomodo personal de los que debían velar por el bienestar de la Región de Murcia. El puerto de Cartagena luchando por hacerse un hueco con la falta de recursos que le imponen sus gestores. Un corredor mediterráneo, del que Cartagena es piedra angular, se nos escapa y se nos escapará. Un campo de Cartagena, cada vez más denostado por la mala prensa, consecuencia de las gestiones chanchulleras de los responsables políticos. Un vecino mar menor, que se ha ido muriendo, consecuencia de las concesiones macrourbanísticas que han permitido los responsables políticos y por la dejadez con la que ha sido tratado, convirtiéndolo en el inodoro de todos los residuos procedentes de diversas actividades.

Una vecina Bahía de Portman, que lucha por limpiar lo que hasta hace poco se mantenía tapado.

Muchos recursos que ofrecer, que se mantienen ocultos para el provecho de unos pocos. La solución sencilla como casi con todo lo que ocurre en la región.

Anteponer los privilegios personales frente a los beneficios de la región, es la solución para algo que ya está inventado.

Mientras como la conocida canción de Leiva “Lady Madrid”, seguiremos, probando fortuna con héroes de barrio. Y nunca hablaran los diarios de Lady Cartagena.

 

Juana Rocamora | Portavoz de SOMOS REGIÓN

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