‘El Manifiesto Comunista’ comienza así: “Un espectro está acechando Europa”.
No creo que la utilización del término espectro por Marx fuera casual, pues el comunismo, como si del anticristo se tratase, es un espectro en sí mismo, un fantasma diabólico y gris que viene a robar el alma de las gentes, un veneno que se va inoculando en el cerebro del pueblo, una lobotomía que convierte a las personas en seres despojados de toda capacidad de pensar por sí mismas y de moral propia.
Como un cáncer, el comunismo elimina todo tipo de creencias al tiempo que destruye la soberanía y la identidad nacional, así como las tradiciones morales y culturales de la humanidad conduciendo al hombre hasta su destrucción.
Marx proclamó que la revolución comunista es la ruptura más radical con las relaciones de propiedad y moral tradicionales, así el comunismo intenta separar la moral y la ley, destruyendo la primera para construir leyes que interpretan maliciosamente las tradicionales.
Esta intoxicación de la mente se va produciendo de una manera muy sutil, llegando a la miseria humana y a vivir en la posverdad construida con ese objetivo, de modo que siempre hará creer a la humanidad que la historia solo la escriben los vencedores y por tanto, es tan solo un artificio.
Pero la historia es la que es y a nadie se le olvida que Stalin cometió el mayor genocicio de la historia en tiempos de paz y contra su propio pueblo. Casi tres millones de personas murieron de hambre en un año, un hambre plaanificada por el Estado, lo que luego fue calificado como Holodomor, uno de los episodios más espantosos de la historia de la Humanidad, y así hasta continuar con el gulag soviético. Como podríamos seguir con los millones de muertos a manos de Mao o Pol Pot.
Trasladado todo esto a la España actual, la izquierda radical española se ha convertido ya en el peor enemigo a batir. El comunismo nunca perdonó la derrota sufrida en la Guerra Civil y desde entonces no ha dejado de desestabilizar y dañar la política española para recuperar el poder y vengar su derrota y ahora, en este momento convulso y de tinieblas, está a punto de conseguirlo.
Este gobierno no tiene más ideología que el poder y el reparto de privilegios entre los suyos. El comunismo camuflado de socialismo de Pedro Sánchez se ha convertido ya en una fuerza nociva y peligrosa cuyo único objetivo es empujar a España hacia ese mundo donde azota la pobreza, la esclavitud, la censura y el más severo sometimiento del ser humano al Estado opresor, privándole del alma y el espíritu individual para convertirlo en el ser gris dominado por el más profundo sentimiento de odio, pero sumiso con la toxina que se le ha introducido en su cerebro, en definitiva convertidos en seres sumisos e imbuídos por unas ideas por las que no dudarían en dar su pobre e insignificante vida.
Mar Rodríguez | Asesora en Comunicación Política