ESA IZQUIERDA SIN SENTIDO DEL HUMOR
El otro día, visitando la exposición de pintura en el Casino de Murcia, de la joven y transgresora artista Sofía Rincón, que tuvo unas palabras para los asistentes explicando su obra, le copié la frase que encabeza este texto y les intento explicar por qué.
Como he comentado en anteriores columnas de opinión, estamos en una situación política en la que el pensamiento único se está convirtiendo en la primera y más poderosa herramienta de poder de la izquierda que nos gobierna.
Aspectos como el feminismo recalcitrante llevado a extremos realmente histriónicos se están apoderando del discurso presuntamente progresista de nuestros mandatarios que lanzan continuos mensajes rayanos en el odio al varón, convirtiendo el mensaje en una guerra contra el sexo masculino haciéndolo culpable de todos los males que acusan, o eso dicen algunas, las mujeres, tratando además de imponerlo en la sociedad y a fé que lo van consiguiendo, al menos entre los más jóvenes y menos formados.
El mensaje de esta izquierda progresista se ha convertido en un bombardeo constante y continuo de moralinas ejemplarizantes escritas o dichas en ese absurdo lenguaje llamado inclusivo en el que ya hay poco o ningún margen para el error, so pena de ser tildado de fascista.
Ya no hay lugar a bromas, chanzas, chistes, viñetas, textos, discursos, que no sea en el tono moralista y cuidadoso de “no ofender” a nadie, lo cual convierte a esta casta, antes caspa, en rancia e intransigente con todo lo que no lleve el matiz moralista.
Se han vuelto serios, amargados, circunspectos, grises, aburridos y sobre todo, tremendamente puritanos y mojigatos, infinitamente más que todos aquellos a los que nos tildan de conservadores y que, curiosamente, hemos vivido épocas mucho mas liberales que la que nos está tocando ahora.
Nosotros, los otros, somos los que abrimos paso a la democracia y la libertad en este país, a reir y divertirnos sin que nadie nos impusiera un modo de vida, hemos logrado muchos derechos para que ahora esta generación de oscuros nos venga a dar clases de libertad.
Yo me niego rotundamente a la moralina, al lenguaje inclusivo, a odiar a los hombres, al sectarismo, a la milonga, y sobre todo a perder el sentido del humor.