Juana María Rocamora
Cuando han pasado seis semanas del estado de alarma en nuestro país, el confinamiento impuesto para reducir el número de contagios y fallecimientos, y no saturar los servicios sanitarios, empieza a permitir ciertas libertades. Entre ellas la salida de los niños, que en algunos casos ha sido la excusa para el disfrute de los padres.
Volver a la normalidad no va a ser fácil, por eso ahora más que nunca, hay que ser consciente de la importancia de cumplir las normas. La guerra que nos ha tocado vivir no nos despierta con bombas ni cañones, quizás por eso no somos conscientes de las consecuencias de nuestro mal comportamiento.
Pero volver a instaurar esa normalidad, no solo depende del padre que sigue las normas, o del niño que no se acerca a su amigo, volver a la normalidad no puede depender solo de los ciudadanos cuando no nos dan las armas necesarias. La aplicación de los test masivos, y disponer de material de prevención necesario, entre otras cosas, se hace imprescindible en la lucha del COVID-19.
No podemos vivir encerrados de por vida, o escondernos cada vez que asome por la ventana la sospecha de un rebrote.
La economía debe crecer en un escenario totalmente nuevo, al que nos tenemos que acostumbrar lo antes posible por el bien de todos.
Es momento de que nuestros líderes políticos, sin extremismos que nunca son democráticos, aúnen sus esfuerzos.
La unión europea nos adelanta, que va a ser muy difícil que su ayuda no pase por un control comunitario de nuestras cuentas, ya que los socios de los países del norte de Europa, no ven con buenos ojos que hayamos vivido por encima de nuestras posibilidades.
Podemos imaginarnos, que al igual que la fábula de la cigarra y la hormiga, las cuales se pasaban una todo el día cantando y la otra trabajando, debe haber un término medio.
Ese billón y medio de euros, del que se está hablando, que Europa va a movilizar para superar la amarga crisis a la que nos aboca el coronavirus -caída del PIB entre el 10 y el 15% y déficit de dos dígitos- no existe. Ni en un parque de atracciones, existe una máquina capaz de fabricar tanto papel para arrojar desde el cielo que no deje rastro. El endeudamiento no es un pozo sin fondo.
Es un buen momento para que se replantee un cambio en el rumbo de la economía de nuestro país y de nuestra región.
En la Región de Murcia, es un buen momento para algo más que pregonar el cierre de fronteras y pedir a papá Estado y a mamá Europa.
Es momento de abrir el armario, tirar la ropa de viaje y cambiar de mentalidad. Es momento de preguntarnos, ¿por qué los que llevan haciendo lo mismo durante 25 años van a ser capaces de sacarnos las castañas del fuego con la que está cayendo?
Otra semana más, en cuarentena, y como la semana pasada, el pueblo español a disposición de lo que decrete el gobierno de la nación.
Juana Rocamora | Portavoz de SOMOS REGIÓN