OPINIÓN | ‘Cuarentena, cuarta semana’, por Juana Rocamora (SOMOS REGIÓN)

 

Cuando han pasado tres semanas del estado de alarma en nuestro país, empezamos a preguntarnos, qué pasará después cuando se deje de prorrogar el estado de alarma en la nación. Y, por otro lado, existe una gran incertidumbre acerca de hasta donde podemos llegar, es decir, cuanto puede resistir la economía de España, si la pandemia no desiste en las próximas semanas y se alarga por meses. Ambas cuestiones siguen siendo un misterio.

Los acontecimientos han ido marcando las actuaciones del gobierno de la nación y de la Región de Murcia, en algunos casos de manera instintiva y precipitada, con el riesgo que eso conlleva, pero acorde a la difícil y extraordinaria situación a la que se enfrentaba. Porque no solo nos enfrentamos a una crisis sanitaria global, sino que también nos enfrentamos a una crisis económica global, por lo que es conveniente dejar la improvisación para otros menesteres. Cualquier empresa, debe tener un plan estratégico que garantice su supervivencia, y un plan “b y c”, que espere en la retaguardia por si algo falla y plantear escenarios posibles para enfrentar tan ardua tarea.

Nuestra empresa “made is Spain”, puede empezar por agudizar el ingenio e ir por delante.
Ahora que los murcianos tenemos tiempo para reflexionar, para contemplar nuestras calles y a nuestros vecinos, para pensar en que podemos ayudar y que podemos cambiar, para amar aún más nuestra tierra, ahora que tenemos grandes problemas, ahora es el momento de aplicar grandes soluciones.

Los cambios deben ser para mejorar un sistema que debe involucrar a todos los estamentos sociales y profesionales de una nación.

Haciendo, un repaso por encima a nuestra administración pública nos encontramos con que a cada español nos cuesta 10.000 euros al año, siendo la administración vasca la que más, 13.600 euros por habitante, y la administración de la Región de Murcia de las que menos coste genera al erario público, no sorprende teniendo en cuenta la infrafinanciación a la que ha estado y está sometida nuestra Región.

Se ha convertido en una costumbre utilizar el dinero público con fines políticos. Inauguraciones de infraestructuras innecesarias, en muchos de los casos para obtener notoriedad y un documento grafico de su paso por el puesto, y en otros, para recibir cuartos a cambio de la concesión.

Creación y sostenimiento, de organismos y fundaciones, para perpetuar a compañeros de partido, en sillones alimentados con el dinero de todos los ciudadanos.

Empresas públicas, las cuales, su existencia tenía sentido, ya que eran tiempos en los que la industria del Estado se dedicaba a la producción de bienes y servicios. Actualmente la mayoría de ellas realiza funciones administrativas, por lo que, no nos podemos olvidar, que se tratan de entidades creadas para satisfacer necesidades de interés general, y que se nutren de fondos públicos.
Otras son mas llamativas como las encargadas de obras públicas. Los presidentes, gerentes y/o directores de estas entidades cambian a merced de quien gobierne en ese momento, y en muchos de los casos se han convertido en auténticas agencias de colocación.

España es de los países de la Unión Europea con más políticos, personal de alta dirección, asesores. Actualmente contamos con mas de 160.000 profesionales de la política en España.

Nos encontramos, con que esto es solo, la punta del iceberg de un sistema que cada vez esta mas alejado de la eficiencia. Actualmente es necesario un cambio en la gestión de los recursos económicos del sistema español, ya que, no se me ocurre mejor momento que el actual, para soltar lastre.

Otra semana más, en cuarentena, y como la semana pasada, el pueblo español a disposición de lo que decrete el gobierno de la nación.

 

Juana Rocamora | Portavoz de SOMOS REGIÓN

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