Juana Rocamora
La portavoz de SOMOS REGIÓN, Juana Rocamora, coge la lupa de Metrópolis Daily.
La expresión “el chocolate del loro”, tiene su origen en una antigua familia acaudalada que tenía un loro al cual le deban trocitos de chocolate. Un manjar, que apenas podían permitirse las familias de la época. Esta familia, ofrecía con asiduidad fiestas en las que no faltaba el dulce por excelencia. El chocolate, en todas sus versiones, era ofrecido a todos sus invitados.
La familia, con el paso del tiempo, empezó a ver menguado su patrimonio económico, por lo que decidió aplicar una medida de ahorro, retirar los trocitos de chocolate al loro, sin pensar, que la cantidad de chocolate, que le daban al loro, no era comparable con la cantidad ingente de chocolate que ofrecían a sus invitados en las fiestas que organizaban, por lo que el ahorro no dependía del loro.
El chocolate del loro, una expresión que tan erróneamente empleamos para designar gastos que creemos superfluos y que, por el contrario, tienen la clave para sobrellevar baches económicos.
Las normas, que los políticos actuales han aplicado para contener el virus que nos ataca, no deja lugar a dudas, en quien son, los más perjudicados.
Por un lado, las incesantes críticas de un pueblo que no entiende porque muchos de los españoles tienen que prescindir de su forma de vida, en la que ya no pueden abrir su negocio, pero deben seguir pagando sus impuestos, no saben quién va a cuidar a sus hijos, los días que no van al colegio, no pueden viajar para ver a sus familias, les atrasan dos y tres veces la asistencia sanitaria, por las dichosas listas de espera, y no tienen ni idea de cómo ni cuándo va a acabar esto, y claro, el propio sector político, cabeza pensante de estas normas, no prescinde de ninguno de sus derechos votados por ellos mismos, para igualarse al resto de españoles, que son los que les han votado.
Por otro lado, la gestión del dinero público que es de todos, pero no nos llega a todos. Una gestión que no atiende a la situación actual que estamos viviendo.
Me viene a la memoria reciente, las palabras del diputado nacional Odón Elorza, en las que, por el mes de abril, declaró que renunciaba a la paguita de 1.900 euros en concepto de gastos de desplazamiento, ya que no había desplazamiento ninguno por aquel entonces. Una acción aplaudida, pero que si la analizamos es lo normal.
Si hacemos un ejercicio rápido de matemáticas y multiplicamos 1.900 euros de gasto de desplazamiento por tres meses de confinamiento, en los que ningún diputado o senador se desplazó a su centro de trabajo, y a su vez este resultado lo multiplicamos por 350 diputados más los 265 senadores españoles nos da un resultado de 3.500.000 de euros, tan sólo en tres meses.
Si reducimos el salario de los políticos un 10%, ya que muchos de ellos han tenido que dejar de realizar su trabajo habitual, nos da un resultado de 80.000.000 millones de euros.
Si tenemos en cuenta, que España es líder en Europa, en gasto de alumbrado público y contaminación lumínica, siendo el gasto de Europa de 6.300 millones de euros en alumbrado y el de España casi 1.000 millones de euros, no es ninguna locura pensar en una disminución de este gasto.
Con este chocolate del loro en un primer momento, podríamos comprar mascarillas sin tener que pagarlas en las tiendas, pruebas de detección del virus diarias para todos los ciudadanos, que podrían permitir a la población abrir sus negocios y visitar a sus familias sabiendo que no hay contagio posible, construir algún que otro hospital, formar a la población en materia de prevención, contratar más rastreadores, contratar personal previamente formado para ayudar a los sanitarios, contratar personal que ayude a las fuerzas y cuerpos de seguridad.
Comenzamos la columna hablando de esa familia que pretendía ahorrar quitando el chocolate al loro, y ahora, nos damos cuenta que los loros de España somos los españoles, que nos han dejado sin nuestro chocolate mientras los miles de políticos que desgobiernan esta España nuestra siguen atracándose a chocolate.
Ejemplo, conocimiento y sentido común, es lo único que necesitamos para estos difíciles momentos.
Juana Rocamora | Portavoz de SOMOS REGIÓN