El economista Fran Coll coge la lupa de Metrópolis Daily.
Esta semana, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) hacía público su informe semestral sobre las distintas perspectivas económicas que establece el organismo para las distintas economías que lo integran. En este sentido, hablamos de un informe que trata de recoger, al igual que lo hace el informe WEO del FMI, aquellos escenarios futuros que se esperan para el conjunto de países miembros. Un informe, dicho sea de paso, muy esperado en este nuevo contexto; donde los riesgos que se contemplaban, tal y como indican las cifras que muestran la incidencia del virus en nuestro país, han comenzado a materializarse.
Así pues, lo que refleja el informe nos muestra que la caída esperada para España este año, en el contraste, es la mayor caída que experimentará una economía europea durante toda esta crisis. En línea con lo comentado, hablamos de una contracción que, atendiendo a la registrada por economías como Alemania (-5,5%), la que muestra la española dobla a la del país germano. Asimismo, superando, de la misma forma, a otras economías que como Italia (-9,1%), Francia (-9,1%), Portugal (-8%) o Grecia (-10,1%), también muestran un mejor comportamiento que la economía peninsular.
De acuerdo con el informe, hablamos de una contracción del -11,6%, con crecimientos más débiles en los próximos años. Una contracción muy en la línea de lo esperado, en un escenario en el que, como el actual, se están activando todos esos riesgos que condicionaban nuestra recuperación. Y es que debemos saber que el indicador compuesto, así como los avisos al respecto de la OCDE, en adición a los emitidos por otros organismos, ya predecían una situación similar a la que hoy se vive. En este sentido, hablamos de un indicador que, de la misma forma que ahora, mostraba únicamente un escenario pesimista para el caso de España; a la vez que los avisos arrojaban un mayor deterioro potencial de la economía española, en escenarios en los que los que el virus volviese a mostrar una recaída.
Por esta razón, ante esta nueva oleada, el virus ha acabado materializando lo que muchos temían, y a otros les costaba reconocer. En este sentido, un deterioro que sitúa a la economía española en el foco de los principales organismos. Y es que desde Bruselas hasta el Banco Mundial, pasando por la OCDE y el FMI, incluyendo también en este elenco a grandes think tanks económicos como Funcas o la Fundación Civismo, el mensaje estaba muy claro: no podemos caer en la autocomplacencia que, por otro lado, refleja el nuevo cuadro macroeconómico. Pues el año está a punto de cerrar, en un escenario en el que parece que ni la campaña navideña podrá salvarse.
Debemos entender la preocupación que suscitan estos sucesos y perspectivas, en un escenario tan deteriorado como el que presenta la economía española. Así pues, hablamos de recuperar el nivel previo a la crisis que hoy se presenta, sin pararse siquiera a observar dicho nivel previo. En este sentido, hablamos de una economía que entraba en una crisis de dimensiones históricas con una deuda que rozaba el 100% del PIB; con un déficit que se disparaba hasta el límite establecido en Europa; un paro estructural del 16%, así como una tasa de paro juvenil que se sitúa por encima del 40%; todo ello, en un escenario en el que la economía española sigue mostrando vulnerabilidades en asuntos tan relevantes como las pensiones, entre otros.
Por tanto, ante un nivel de partida tan nefasto, recuperar dicho nivel no sería la solución a los problemas que atraviesa la economía española. Además, estamos hablando de una economía que ya acusa el mayor deterioro del conjunto de economías que se analizan. En este sentido, lo que arrojan los últimos informes del Banco de España muestran un deterioro en nuestro tejido productivo que ha llevado al 25% de las empresas en el país a una situación de quiebra técnica. Asimismo, otro informe al respecto, también del Banco de España, muestra que el 20% de las empresas en el país están a punto de desparecer. Pues, en una economía en la que el 70% del PIB es dependiente del sector servicios, los rebrotes son la peor amenaza posible.
Así, todo lo comentado también ha quedado recogido en los datos de paro que, de la misma forma, también se publicaban esta semana. Lo que muestran estos datos, pese a lo poco significativo que es el mes de noviembre, es un crecimiento del desempleo, así como de los empleados inmersos en un ERTE, ante la nueva paralización de la economía y la actividad económica. La paralización forzosa de sectores como el de la hostelería; en adición a ese mayor deterioro, la debilidad de la demanda, así como unas expectativas que solo se muestran a la baja, están provocando un nuevo desplome en la tendencia de contratación. Una tendencia que prevé consolidarse a la baja en diciembre, de no poder salvar la campaña Navideña.
Pues, en resumen, debemos saber que la campaña navideña es de gran relevancia para la economía. Por el lado del empleo, debemos saber que la Navidad, durante el año pasado, generó cerca de medio millón de empleos, a la vez que movilizó cerca de 11.000 millones de euros en gasto relacionado con la Navidad. De no salvar ni ese pequeño amortiguador, como es la campaña navideña, la economía española está condenada a una recuperación más gradual, que como en años anteriores, llevaría a la economía española a recuperar su nivel previo en el año 2023, tal y como establece la OCDE en su informe; un horizonte que para Fundación Civismo, por ejemplo, estaría incluso más distante.
Fran Coll | Economista