El eurodiputado murciano del PSOE, Marcos Ros, coge La Lupa de Metropólitan Daily.
Hoy celebramos el Día Mundial del Urbanismo. Puede que a muchos solo les resulte uno más de los múltiples días conmemorativos que celebramos a lo largo del año. Pero permítanme que como arquitecto hoy ponga la lupa sobre esta disciplina, pues por una parte la pandemia ha puesto a prueba el uso del espacio público, y por otra parte el cambio climático nos plantea retos que tienen mucho que ver con nuestros entornos urbanos.
Ahora el urbanismo tiene la oportunidad de demostrar su capacidad y ponerse al servicio de la sociedad, despojándose de la etiqueta de mera actividad lucrativa y especulativa que se ganó a pulso durante la década de la burbuja inmobiliaria, en la que, por cierto, no existían más retos que el ganar dinero para unos pocos.
A los retos debemos sumar los datos: para el año 2050 el setenta por ciento de la población mundial vivirá en áreas urbanas. Solo nos queda, pues, reformular nuestro urbanismo, ponerlo al servicio de nuestra sociedad, y que ayude a disminuir las desigualdades y ser cada vez más eficiente y menos depredador del medio natural.
Hay ciencia y técnica suficientes actualmente para practicar un buen urbanismo que sea capaz de afrontar todos los retos, cada vez con más tecnologías que permiten un buen análisis de datos, elaboración de diagnósticos y planteamiento de soluciones.
Pero para que se traduzcan en acciones reales para la sociedad, es necesario un impulso político decidido, que parece estar fraguándose poco a poco, y que debería ser capaz de responder a tiempo a las necesidades. Sobre el papel, tenemos los ODS en 2015, la Nueva Agenda Urbana de 2016, la carta de Leipzig de 2020 sobre Agenda Urbana Europea, y múltiples documentos de ámbito nacional, regional y local.
También tenemos el impulso decidido del Plan de Recuperación Europeo, orientado a cambiar nuestro modelo productivo y económico, también en lo relativo al urbanismo.
Ahora solo falta trabajar en la buena dirección, buscar y encontrar consensos políticos y sociales, y que no nos gastemos los fondos en poner esculturas en las rotondas.
Marcos Ros | Eurodiputado del PSOE