OPINIÓN | ‘La «nueva normalidad» es vivir en la mentira’, por Mar Rodríguez

Desde que Sánchez y su banda de cuatreros llegaron al poder, la mentira se ha convertido en el modus vivendi de los políticos a los mandos en particular y de la sociedad, por imposición de ellos, en general.

En estos días, hemos descubierto una más de tantas falsedades a las que ya, por desgracia, nos tienen acostumbrados los miembros del gobierno, jamás ha existido un comité de expertos que asesorara al Gobierno para decidir la desescalada de las autonomías y las provincias, o sea nunca jamás.

El Comité a quien Sánches daba las gracias en sus comparecencias aló presidente, nunca existió, ni existe ni existirá. Y lo peor es que ha sido un reconocimiento expreso del Ministerio de Sanidad a una pregunta del Defensor del Pueblo, es decir, no solo han mentido, sino incurrido en una ilegalidad, pero aquí no ha pasado nada. En cualquier país del mundo civilizado, la cabeza del presidente ya habría rodado, pero esto es España, queridos compatriotas, y en España, salvo que la fechoría la hagan “los otros”, nunca pasa nada.

Se mofan abiertamente de la ciudadanía y en ella se incluyen sus siete millones de votantes, pero esos no cuentan porque el sectarismo y el odio hacia lo que está a la derecha de ellos es lo que les mueve, por lo que razonamientos lógicos ninguno.

El Comité fantasma es uno de tantos cuentos que forman parte del relato y la estrategia de autobombo y confrontación, base de la burbuja ideológica en la que intentan meternos cada día un poco más. Es decir, estamos hablando de un gobierno para quien la nueva normalidad es vivir en la mentira permanente, en el bulo, en la falacia, en la distopía, en el mundo paralelo o para lelos que han ideado para nosotros.

Y, además, debemos estar eternamente agradecidos y aplaudir como focas de parque acuático a Su Persona, adalid de la salvación de 450.000 españoles y de la economía más dramática nunca vista en España, porque se encargará él mismo de repartirnos la limosna europea que apenas dará para una cuarta parte de la deuda pública, pero ya se ven los brotes verdes, porque él mismo, en su mismidad, ha pedido para todos los españoles, proeza muy aplaudida por su gabinete y diputados en general que, en un comportamiento ejemplarizante para los ciudadanos, acudió en tromba al Congreso para continuar con la performance permanente en la que vive esta gente y que, sin el más mínimo escrúpulo, rastro de pudor ni recato, ni mucho menos vergüenza, nos muestran cada día mientras nosotros, pobres dolientes, asistimos a esa nueva normalidad construida en el esperpento y observamos, impotentes, cómo la mentira conduce al desastre y a la destrucción progresiva de nuestra querida España.