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El Día Menos Pensado

OPINIÓN | ‘La mala educación’, por Mar Rodríguez

today19/07/2020

Fondo
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Estamos asistiendo alarmados estos últimos días a la aparición de nuevos rebrotes del coronavirus en locales de ocio nocturno, botellones, etc, protagonizados, principalmente, por nuestros jóvenes, la generación más preparada, y en cuyas manos está el futuro de los que nos vamos quedando atrás.

Como madre y como ciudadana, me planteo seriamente qué hemos hecho mal y, desgraciadamente, se me ocurren tantas cosas que al final se vienen a resumir en que estamos recogiendo lo sembrado, porque, no, no lo hemos hecho bien, ni los padres ni el Estado, a quien según la ministra de Educación, también pertenecen nuestros hijos y que tiene mucha culpa de lo que está pasando.

Para empezar, estamos criando una generación (hablo en términos generales, siempre hay honrosas excepciones) carente de los valores más esenciales, a la que le estamos dando todo hecho y que no ha tenido que realizar el más mínimo esfuerzo por conseguir nada o casi nada; y por supuesto en connivencia con las maravillosas reformas educativas del Estado que lo único que están haciendo a la perfección es lograr unos futuros votantes analfabetos funcionales, aborregados, con más derechos que obligaciones y, en definitiva, manejables.

Poco a poco, hemos ido despojando de autoridad a los profesores, por ejemplo, amparando incluso conductas deleznables de nuestros hijos; de respeto a cualquier persona mayor que ellos, a sus propios abuelos, a los agentes de la autoridad y así podríamos hacer una larga lista que no ha hecho sino convertir a nuestro jóvenes en unos pequeños tiranos dotados de infinitos derechos y completamente envueltos en algodones, incapaces de valerse por sí mismos y, en algunos casos, incluso en seres violentos.

Con estos mimbres pretendemos que se hagan responsables cuando salen de botellón o a la discoteca, de usar la mascarilla y guardar la distancia social…. Pues no, no lo son en la mayoría de los casos y los padres deberíamos saberlo y las autoridades también. De todos aquellos barros, estos lodos.

Y luego está la condición paterna…, ¿de verdad pretendemos que de padres que pegan a los árbitros en partidos de fútbol infantiles, por ejemplo, salgan hijos responsables? La respuesta es más que obvia.

¿Qué hacemos para atajar el problema? De momento y para evitar que el virus se expanda entre los jóvenes, sancionar y tocar el bolsillo paterno, no hay otra, en este país funcionamos así. Pero deberíamos plantearnos seriamente educar a nuestros hijos en todos aquellos valores y responsabilidades perdidos, hacerlos personas libres y que respeten la libertad y los derechos de los demás, dejar de darles la vida resuelta, enseñarles que las cosas se consiguen con esfuerzo.

Desgraciadamente, el camino que llevamos es el contrario, pero igual podemos soñar que aún es posible.

 

Mar Rodríguez | Asesora en comunicación política


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