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El Día Menos Pensado

OPINIÓN | ‘El peligroso pensamiento único’, por Mar Rodríguez

today19/12/2019

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En estos últimos días se ha puesto de moda una cancioncilla importada de un grupo de feministas chilenas, cuyo título es “El violador eres tú”. Vaya por delante que, como mujer que soy, estoy a favor de la no discriminación por razón de sexo y de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, pero sinceramente, esta canción y el pensamiento único que nos intenta imponer me parecen una auténtica frivolidad y un peligro no pequeño para las generaciones que nos gobernarán en 10, 20 años.

Partiendo de la base de que el feminismo no es una religión, me niego a aceptar como un dogma de Fe eso de que la mujer está por encima del bien y del mal y el hombre es el malo de la película siempre por el solo hecho de ser eso, un hombre. Intentar imponer desde las altas esferas del Gobierno la premisa de que la mujer es un ser de luz y hay que creérsela siempre sí o sí, está dando lugar, entre otras cosas, a que incluso la Justicia esté en el punto de mira, habiendo adaptado prácticamente el discurso clamor de esas masas femiprogresistas, llegando a estar al borde de cargarnos el sancta sanctorum de la garantía jurídica esencial en un Estado de Derecho como es el principio de presunción de inocencia.

Cuidado con esto que estamos entrando en terreno peligroso comprando este relato que no admite discusión, o pensamos así o no somos feministas. No señores no, el feminismo no es esto, el feminismo es una causa por la que nuestras antepasadas liberales, como Clara Campoamor, empezaron a luchar por conseguir que la mujer sea igual al hombre en derechos, ni más ni menos que el hombre, sino igual.

Pero a esta lucha cabal e inteligente, se le ha dado la vuelta de tal manera que lo que ahora reivindican movimientos de izquierdas básicamente, se ha convertido en una “caza al hombre”.

Miren ustedes, ni todos los hombres son violadores ni maltratadores de mujeres. Viola el violador, maltrata el maltratador, asesina el asesino. Esto no es una lucha por la igualdad de derechos en la que, por cierto, España es uno de los países del mundo donde las mujeres menos problemas de desigualdad tienen y menos discriminadas estamos. Por supuesto quedan escollos como la brecha salarial, la conciliación familiar, la lacra de la violencia de género, pero, insisto, no podemos permitir abanderar la causa de la igualdad desde el supremacismo, desde el desprecio al hombre, con términos tan vacuos como heteropatriarcado, propios de una sociedad que, afortunadamente, ya ha quedado muy atrás.

Educar a nuestros jóvenes en el respeto por el otro sexo es esencial, pero no los estamos educando, los estamos adoctrinando en un pensamiento único en el que va a llegar a ser muy peligroso, porque el sistema ya lo está empezando a aplicar, el sólo hecho de haber nacido varón.

De la misma manera que no queremos estigmas para nosotras por ser mujeres, no debemos quererlos tampoco para ellos por ser hombres.

 

Mar Rodríguez (Asesora en Comunicación Política)


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