Juana Rocamora
La portavoz de SOMOS REGIÓN, Juana Rocamora, coge la lupa de Metrópolis Daily.
“Te lo dije”, dicen las madres, cuando inevitablemente observan como su hijo ha vuelto a errar en el asunto. Dicen, que la mejor manera de aprender en la vida es de nuestros propios errores, pero no hay nada más frustrante que tener razón, y la persona receptora de tus consejos no quiera aprender, máxime cuando tu error no solo afecta a tu persona, si no que atañe a más de un millón de individuos.
La responsabilidad, del presidente de la región, es la de tomar decisiones sin tener en cuenta la intención de voto. La Región de Murcia, se encuentra gobernada por un aspirante, aprendiz, novato, en materia de cualquier gestión.
Con la llegada de la navidad, se disparó el recelo en muchos de los murcianos, que no lograban comprender como después de una segunda ola de contagios, como consecuencia de un verano permisivo, volvíamos otra vez a la permisividad de la navidad, en la que los desplazamientos se realizaban libremente entre amigos y familias, plazas algunas con disco-móvil incorporada, aglutinaban a masas ingentes de personas ávidas de calor navideño. Centros comerciales, mantenían sus puertas abiertas para todos. Efectivos policiales, con orden de mirar hacia otro lado, y con todo esto, algunos nos preguntábamos, que estaría pasando por la cabeza de nuestro presidente para permitir semejante exceso con tan pocos recursos sanitarios.
Ha llegado la tercera ola, y por la puerta grande, la cantidad de contagios es mayor que en marzo, cuando nuestro presidente amenazaba con cerrar fronteras, si el gobierno de la nación no protegía a los murcianos. Desde que papá España, dejo al niño Miras velar por sus tan queridos murcianos, cada azote de la COVID-19, es mucho mayor para nuestra tierra. Y cual chico, que sabe que lo ha hecho de nuevo, se mantiene mudito por eso de que en boca cerrada no entran moscas. Eso sí, sabemos que tenemos un presidente solidario con la capital de España, ya que el único titular que nos da a los murcianos, es su generosidad para con los madrileños, como consecuencia de la terrible filomena.
Cual día de la marmota, volvemos al mismo confinamiento perimetral de hace unas semanas y a criminalizar a la hostelería. Los bares y restaurantes, están pagando los platos rotos de la ineficaz gestión del gobierno. Es evidente que la mayoría de los contagios, se han producido en reuniones familiares y de amigos así como en centros de trabajo.
La hostelería, como el transporte, y otros tantos, ven como centros comerciales siguen abiertos, supermercados, salas y locales de apuestas, y por el contrario sus negocios tienen que cerrar después de un primer intento de reinventarse, un segundo intento y ahora otro tercer intento, que los manda directamente a un hoyo del que para muchos no va a ser fácil salir.
Y por si queríamos dar un voto de confianza al actual gobierno de la región, por eso de la difícil y sorpresiva situación que estamos viviendo, esperábamos la llegada de la vacuna cual maná. Pues bien llega la vacuna, anunciada a bombo y platillo, pero se les olvida que la vacuna se tiene que inyectar por medio de personal sanitario, por lo que podemos esperar sentados a que la población murciana quede vacunada en tiempo.
Que malo hemos hecho los murcianos para merecer todo lo que nos está pasando. Que malo habrán hecho los votantes, afiliados del partido popular para tener como representante a un señor, que lo único que hizo fue no hacer nada para que no le pudiera pasar lo mismo que a su antecesor. Y por eso de que todo el mundo tiene derecho a aprender, a equivocarse, por lo menos agudice el ingenio, aplique el sentido común, aprenda de los que saben. Dirija efectivos para vigilar y controlar los cierres perimetrales de la región, vigilen los lugares donde se concentran grandes cantidades de personas, como parques, plazas, centros comerciales, inspeccionen centros de trabajo para garantizar que aplican el protocolo, y esmérense en vacunar lo antes posible a los murcianos, cueste lo que cueste, ya que posiblemente será el mejor dinero que podría desembolsar del bolsillo de los murcianos, porque si por el contrario pretende dirigir el barco usted solo o rodeado de acólitos palmeros, nos hundiremos cual titanic, por no querer ver el iceberg de tremendas proporciones que tenemos justo enfrente.