El eurodiputado murciano del PSOE, Marcos Ros, coge La Lupa de Metrópolis Daily.
Decía el tango de Gardel que es un soplo la vida, que veinte años no es nada.
Y me viene a la memoria este tango, ahora que se cumplen veinte años de la primera Ley del Suelo de la Región de Murcia, que entró en vigor allá por el mes de abril de 2001. Una ley que sin lugar a dudas es una de las principales responsables de los problemas estructurales de la Región de Murcia.
Veinte años después seguimos sin saber a dónde queremos ir, cuál es nuestro modelo territorial, ni qué herramientas debemos aplicar para corregir los importantes desequilibrios que tenemos, pues gracias a esta ley, no es obligatorio disponer de un Plan de Ordenación del Territorio de la Región de Murcia.
Los planes urbanísticos municipales que consagraron la especulación como objetivo, engrosaron la burbuja urbanística, arruinaron a cientos de empresas y particulares cuando ésta estalló, y nos dejaron el territorio plagado de restos de urbanizaciones y de edificios, como esqueletos a medio construir que decoran nuestro paisaje, se fraguaron gran parte de ellos gracias a esta ley.
Se podrían seguir desgranando así un buen número de problemas generados por esta ley, repartidos a lo largo de su articulado. Pero la guinda del pastel se la llevan las disposiciones derogatorias, entre las que encontramos algunas muy significativas, especialmente la última: se derogó, de un plumazo, la Ley de Protección y Armonización de Usos del Mar Menor, que había promulgado catorce años antes, en 1987, un gobierno socialista.
Los gobiernos orgullosos de sus leyes, suelen celebrar sus efemérides y recordar sus mejores efectos, por lo que resulta paradójico el absoluto silencio del gobierno tránsfuga del PP respecto a aquella su primera ley del suelo en la Región.
Y es que claro, veinte años, en medioambiente, dan para mucho. Desproteger el Mar Menor y dejarlo al amparo de la especulación agraria, urbanística y turística, tiene consecuencias que no hay quien pueda ocultarlas veinte años después.
Para el Mar Menor, veinte años son muchos.
Marcos Ros | Eurodiputado PSOE