El eurodiputado murciano del PSOE, Marcos Ros, coge La Lupa de Metropólitan Daily.
El resultado de la primera vuelta de las presidenciales francesas celebradas ayer no puede ser analizado solamente en clave interna. El terreno de juego político está en constante cambio y, a la clásica dialéctica entre la izquierda y la derecha, se le superpone la tremenda batalla de quienes están poniendo en jaque a las democracias liberales tradicionales, queriendo implantar regímenes populistas iliberales.
Ya llevamos años, desde la crisis de 2008, en los que la desafección popular frente a los problemas sociales y económicos, se aprovecha por movimientos organizados en todo el mundo para ser canalizados hacia las soluciones rápidas y populistas que preconizan líderes como Le Pen, Bolsonaro, Salvini, Abascal o el mismo Donald Trump.
Movimientos que, aunque anclados en los postulados de la ultraderecha más clásica como son el nacionalismo, la xenofobia, el machismo y el desprecio por las reglas de juego democráticas, vienen ahora disfrazados de soluciones mágicas y automáticas a los problemas sociales y económicos que sufren los ciudadanos.
Y así, junto a la gran financiación que les apoya, y al empleo de las redes sociales inundadas de “fake news” que crean cada día, consiguen penetrar en todos aquellos estratos sociales que se sienten descontentos con el sistema actual, y perciben que crisis tras crisis, son otros los que las superan y ellos los que siempre quedan atrás.
Los resultados de ayer en Francia, una de las cunas de la democracia mundial, nos deben hacer reflexionar a todos los que creemos en la democracia, en el estado de derecho y en la justicia social.
Por un lado, debemos articular soluciones y propuestas que den respuesta, desde los postulados democráticos más profundos, a las necesidades de nuestra ciudadanía, luchando contra el descontento social.
Por otra parte, y quizás lo más importante, debemos aunar fuerzas para hacer frente a esta ola de populismo de extrema derecha, y visualizar un aislamiento hacia sus ideas.
En Alemania y en Francia los partidos clásicos lo tienen claro. Quizás en España habría que preguntarle al nuevo PP de Feijoo por qué apoya la entrada de Vox en el Gobierno de Castilla y León esta noche.
Marcos Ros | Eurodiputado del PSOE