Juana Rocamora
La portavoz de SOMOS REGIÓN, coge la lupa de Metrópolis Daily.
Cuando el agua se calma, cuando empezamos acostumbrarnos, cuando la batalla parece casi perdida, es cuando nos sentamos y empezamos hacer balance de los cambios que nos ha obligado a realizar, esta pandemia del demonio, a la mayoría de seres que pueblan este mundo.
Los murcianos, sabemos bien lo que es perder nuestras costumbres, una región que se nutre de la calle, y es que, la vida del murciano es calle, calle y calle.
La vida, se desarrolla al aire libre, en una región en la que el buen tiempo ha forjado un carácter abierto y festero.
Ahora, la calle se ha convertido en el peor enemigo de los murcianos. El incremento de contagios y de fallecimientos, nos recuerda todos los días que algo se está haciendo mal. El miedo se ha instaurado en la mayoría de los ciudadanos. El miedo que nos inunda, es quizás, el más impresionante de los últimos tiempos. Miedo no solo a perder la vida, si no también miedo a un futuro económico incierto, que acecha a casi todas las familias de la región.
En tiempos de guerra, las familias tienen muy claro lo que deben hacer. El ahorro, se convierte en la primera formula para alargar los recursos lo máximo posible. Aprendemos rápido, salidas al exterior las justas, cancelar gastos innecesarios…y todo lo humanamente posible, para que los nuestros puedan sobrevivir a este momento.
Aun así, no podemos olvidar, que algunos se sentirán privilegiados por tener salud y trabajo, otros agradecerán la ayuda de la familia y de amigos que tan generosamente le apoyan en estos momentos.
Imaginen una ciudad en guerra, donde hay un toque de queda por que tu vida esta amenazada, donde los hospitales están a rebosar de pacientes, donde te obligan a vivir encerrado en el municipio donde vives, donde la mayoría de los comerciantes, empresarios de la zona están arruinados por las normas, que impiden que puedas abrir tu negocio, y de repente esa misma ciudad cree necesario instalar adornos de navidad, plantar flores, mantener una ciudad encendida a pleno rendimiento con un toque de queda nocturno, inversiones de mejoras en el ocio y esparcimiento de una región cada día más solitaria, una empresa política que cada día nos cuesta más dinero al ciudadano, y para su suerte no ha visto mermada su economía ya que siguen manteniendo los mismos privilegios antes de la guerra.
Es curioso comprobar, la economía de guerra que han tenido que afrontar los ciudadanos de la región y como los políticos que nos representan se mantienen impasibles a la situación que estamos viviendo.
Desde cuando en tiempos de guerra, es una prioridad adornar una ciudad y mirar hacia otro lado, cuando miles de personas están arruinadas.
Desde Somos Región, solicitamos que se imponga la sensatez a la hora de priorizar el gasto, para garantizar el bienestar de los ciudadanos.
Juana Rocamora | Portavoz de SOMOS REGIÓN