El biólogo, profesor y novelista Jerónimo Tristante, coge esta semana la lupa del Daily para ponerla sobre la polémica generada en los últimos días ante la no presencia del Rey en la entrega de despachos de los nuevos jueces en Barcelona.
Que existe una gravísima desconexión de nuestra clase política con la realidad de la calle es un hecho que queda evidenciado por el duelo a garrotazos entre PP y Psoe mientras que el coronavirus y sus consecuencias sanitarias y económicas avanza a pasos agigantados.
Como muestra de ello, un botón: el comportamiento del antaño líder del pueblo don Pablo Iglesias. Un tipo que ha lastrado y hundido a Podemos con sus frivolidades y contradicciones y que vive ahora, cómodamente instalado en su torre de marfil, mientras que el común, el camarero, el autónomo, el profesor o el sanitario sufre a pie de calle las desastrosas consecuencias de la pandemia. ¿Y él? Pues concentrado en sus oscuros tejemanejes para intentar tumbar a la Monarquía. ¿No hay otro momento? Vean qué conexión tiene este fenómeno con la realidad que en lugar de preocuparse de la gente de la calle está centrado en el advenimiento de la república en un momento totalmente inadecuado. Y esto se lo dice un servidor, republicano convencido desde que me recuerdo.
Nuestros políticos están dando un espectáculo lamentable. Yo creo que el rey debería haber acudido a entregar los despachos a los nuevos jueces como siempre. Luego Pedro Sánchez patinó decidiendo que no fuera. Luego patinó el monarca incurriendo en una grave indiscreción con Lesmes al violentar esa cláusula de neutralidad que debe suponerse al Jefe de Estado en una monarquía parlamentaria. Y para rematar, Lesmes aprovechó el comentario de Felipe VI de manera partidista y torticera demostrando bien claro a quién sirve.
En suma, un cúmulo de despropósitos, una cadena de errores de toda una banda, que viven pendientes de sus juegos de poder e insensibles al sufrimiento real de la gente de la calle. Nulo sentido del Estado, inexistente respeto entre ellos e ignorancia supina de lo que de verdad importa. Así nos va.
Ahí se lo dejo.
Jerónimo Tristante | Novelista