La palabra herencia nos lleva tradicionalmente a pensar en dinero, propiedades,… Pero las herencias (y sus sorpresas frente a la apertura del testamento) han dado al cine material suficiente para construir grandes guiones y apasionantes películas, bañadas de drama, engaños, vendettas entre familias y un sinfín de peripecias.
En principio heredar es algo positivo -dentro de lo complicado que supone el momento en el que se produce, que es inevitablemente tras la muerte de un ser querido-, ya que supone adquirir bienes y capital que pueden mejorar nuestra calidad de vida e incluso, en algunos casos, hasta solucionártela para siempre. Pero, en ocasiones, una herencia puede suponer un quebradero de cabeza, una losa en el camino y, por qué no, un vía crucis legal. Por ejemplo, si no existe testamento, si el fallecido ha tenido descendencia con más de un matrimonio o, si descubres que tras la boyante apariencia que se presuponía, se esconde una herencia envenenada plagada de deudas, entre otros supuestos.
La abogada de guardia de El Día Menos Pensado de Alberto Huertas, Irene Visedo, nos ayuda a comprender y desentrañar la realidad y las verdades del proceso.