Metropólitan Radio El valor de ser como tú
El fútbol, más que un deporte, es un reflejo de la pasión colectiva. En Nueva Condomina, el Real Murcia este pasado fin de semana vivió un capítulo que trascendió lo deportivo: con más de 21.000 personas en las gradas, se rompió una maldición que parecía pesar más que los rivales en el campo. Una victoria que, en realidad, fue mucho más que tres puntos. El conjunto de Fran Fernández llevaba un horrible maldición en la que no ganaba con más de 20.000 espectadores en las gradas desde 2008, ante el Valencia CF, por aquel entonces en Primera División (1-0). Esa fue la última ocasión que se vio ganar al Real Murcia con 3/4 partes del estadio lleno. El equipo venció y enganchó, de verdad, a la afición y, poco a poco, a la ciudad.
No hace tanto, el 9 de mayo de 2021, en un partido ante la UD Tamaraceite, el estadio apenas reunió a algo más de 1.400 almas, un panorama desolador para un club con una historia tan rica como la del Real Murcia, confirmandose además un descenso histórico, a la cuarta categoría nacional. Ese partido supuso un antes y un después a la entidad, sumado a la crisis económica, en lo deportivo el club más importante de la Región se hundia y tocaba fondo, un fondo del que tenía que salir. Se intuía miedo a perder valor social, perder arraigo en una categoría inaudita para muchos. Sin embargo, este pasado viernes, con un campo con un ambiete digno de, mínimo Liga Hypermotion, no solo se rompió el gafe de las grandes entradas y los resultados adversos, sino que quedó claro que la ciudad está volviendo a ilusionarse. Me explico.
Este triunfo tiene un significado especial: simboliza la reconciliación de la fe de la afición con el club, la reconciliación de que la victoria en las grandes citas también tiene cabida en el Enrique Roca. No se trata solo de ganar o perder, sino de recuperar ese sentimiento de pertenencia, de sentir que el equipo es una extensión de la comunidad. El Real Murcia cada vez está sumando más afición y, ante todo, más afición joven. Esos jovenes que solo han visto a su equipo hincar la rodilla en las grandes citas, caer ante equipos menores, afición que tiene más sombras y sin sabores, que alegrías. Se vio un ambiente que, lejos de quién era el rival, alejó los fantasmas de ir al estadio con la camiseta del otro. Lo dijo Francisco Franco en la retransmisión en directo en Metropolitan Radio, «Me quedo tranquilo porque sólo se ven bufandas, sudaderas y camisetas granas, y no del Madrid, como en otras ocasiones…». El sentimiento de pertenencia al club de la ciudad parece estar volviendo. En las gradas la gente joven anima, y cada vez más, en las calles empiezan a verse más a menudo ropa del Real, los chicos se interesan en ver a su Real Murcia y no esperan a que vengan el Real Madrid o FC Barcelona, defienden al suyo. Los más de 21.000 aficionados que abarrotaron las gradas son la prueba de que el Real Murcia sigue vivo en el corazón de su gente. Esos cánticos y aplausos retumban como una promesa de apoyo incondicional, una muestra de que el equipo puede soñar en grande si sigue trabajando dentro y fuera del terreno de juego.
La victoria, más allá del resultado, es un paso hacia adelante en una reconstrucción emocional que se está llevando a cabo partido a partido. El Real Murcia ha dejado atrás los fantasmas del pasado, y lo más importante, ha logrado que la gente vuelva a creer, a emocionarse y a sentir los colores como propios. El reto ahora es mantener este espíritu porque, al final, el fútbol no solo vive de goles, sino de historias como esta, donde la pasión y la esperanza vuelven a llenar las gradas, los corazones y el futuro de un club que, por fin, parece estar en sintonía con su afición y su ciudad, cada vez más. El gafe está roto. La ilusión está de vuelta. Y eso es algo que ni las estadísticas ni las maldiciones pueden detener. Felipe Moreno y su equipo están haciendo algo grande, han sabido captar y hacer lo que otros no pudieron y/o no quisieron. Lo del día ante el Tamaraceite fue anecdótico e histórico, debe ser un mal sueño, un punto de inflexión, pero algo de lo que pensar que el equipo más histórico, con más solera de la Región y el equipo del que muchos daban (y celebraban) por muerto ha salido del fango y ojo, que los billetes han llegado ahora, pero salir ha salido gracias a los 1.400 de Tamaraceite y a una afición que ha vuelto a creer en el sentimiento de pertenencia de lo suyo. Cada vez hay más gente diciendo «Soy del Real Murcia» antes que… «Soy del Madrid», «Soy del Barça».
Escrito por laprorroga